Delacroix
concentró todo el tiempo de la revolución francesa en un instante,
ese en el que una mujer con el pecho descubierto enarbola la bandera
de Francia en el campo de batalla, ese instante congelado que
permanece inmutable con el paso de los siglos y se ha convertido en
el emblema del país y de los ideales revolucionarios.
Las
meninas continúan ofreciendo eternamente el mismo frasco rojo a la
infanta Margarita, ante la mirada reflejada en un espejo de sus
padres los reyes, en el cuadro en el que el propio Velazquez aparece
pintando la escena.
Uno de
los condenados a muerte en la guerra de la independencia alza sus
brazos con gesto compungido ante el batallón del ejército francés
que va a fusilarlo y permanecerá así, en ese instante previo a la
muerte, por los siglos de los siglos en el gran lienzo de Goya.
Un
ejemplo extremo, una décima de segundo eterna, es esa explosión de
agua en la piscina a la que, se supone, que alguien ha saltado, en el
cuadro de Hockney “A Bigger Splash”
Y así
podemos encontrar numerosos ejemplos en los que la pintura ha
atrapado y detenido el tiempo para siempre.
En esta
exposición el tiempo se representa en una sucesión de instantes
cercanos pero diferenciados, escenas cotidianas de una vida común en
un tiempo que fue presente y ahora lo será eternamente. Suma de
vivencias que definen la vida.
Scott
Fitzgerald hablaba en su novela “Tender is the night” de esos
momentos en los que parece no pasar nada, que se perciben como la
transición entre el gozo pasado y el futuro, pero que luego resultan
haber sido el gozo mismo. Los cuadros de esta serie están llenos de
ese material, momentos sueltos no demasiado lejanos que son la vida
misma y que quedan fijados a la tela para siempre. Pero vivimos en la
era de las comunicaciones, recibimos información continuamente en un
mundo cada vez más global y es inevitable que sucesos ajenos,
lejanos o cercanos, se diluyan en la cotidianidad de nuestras vidas
con absoluta naturalidad y es, por eso, inevitable que salpiquen las
telas con la misma naturalidad.
Por
otro lado, estos cuadros forman parte de una instalación donde ese
juego de artificio, de realidades múltiples, que desarrolló
Velazquez en Las Meninas, entre realidad y reflejo, pintor y modelo,
espectador y pintura... es utilizado en un espacio lúdico donde la realidad
es un reflejo y los reflejos son la realidad.
¡Ya está todo en marcha!
Inauguración el dia 18 de Septiembre a las 20 horas en
C/ Can Danús, 3
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